lunes, 20 de diciembre de 2010

Elogio del miedo

Aunque tenía un tema interesantísimo para tratar. (la "picada" Colombiana). Terminado el texto anterior quedé con la sensación de que no había sido justo criticando al miedo ya que el texto desconocía sus virtudes y satanizaba su natural aparición como parte del instinto de conservación natural del ser humano.

Buscando argumentos para justificar la tesis de este escrito pensé en incluir citas textuales acerca del miedo, lastimosamente no son muchos sus seguidores, quizás por el tratamiento peyorativo y denigrante que hacemos de él; en nuestro mundo materialista se ha mostrado al miedo como un obstáculo para alcanzar sueños, una trampa de la pobreza para enredarnos en sus redes, La excusa de los espíritus débiles para no alcanzar nunca la perfección.

Para Edmund Burke, político inglés, el miedo es  "atento y previsor", Woody Allen afirma que es "su compañero más fiel" porque nunca lo ha dejado y el maestro Máximo Gorki lo compara con el baño del cuerpo. Este número tan reducido de buenas críticas demuestra que se le ha hecho muy mala publicidad al miedo, a aquel que nos sustrae de eventos y situaciones que ponen en riesgo, no sólo nuestro cuerpo, sino nuestra mente y nuestro futuro.

Cambio de contexto pero no de tema: algunos defensores de los llamados "juegos extremos" utilizan expresiones dramáticas y pretenciosas para referirse a estos suicidas: "de frente al miedo", "desafiando al peligro". ¿hay algo para celebrar en el tipo que arriesga innecesariamente su vida sabiendo que no hay sino una?. El hombre que invierte su dinero seguro de que va a ganar y sin detenerse a razonar, sin hacerle caso a ese miedo disfrazado de prudencia que le dice que hay que pensar mejor es otro caso. No falta el que diga que soy un exagerado o un extremista o un amargado; bueno, la vida y el bienestar, por ejemplo en los casos que he citado, no son un juego. No son lentejas que se jueguen a las cartas.

Si, soy muy miedoso, cuando era adolescente tuve miedo de fumar, de consumir alucinógenos, gracias, miedo, por acompañarme en esos momentos; sé de otros que eran muy valientes y se lanzaron, a veces sin darse cuenta de que eran lanzados, después tuve miedo de perder mi matrimonio y entonces he sido fiel,  y es que también el miedo es un indicador de cuanto nos conocemos, cuando sabemos de qué estamos hechos sabemos qué podemos hacer y qué no y a qué temer y a qué no,  y tenemos entonces menos posibilidades de morir en paracaídas o de hacer inversiones desastrosas.

Gracias Dios porque siempre estás a mi lado y cuando no estás visible te disfrazas de miedo.