miércoles, 5 de enero de 2011

Acerca de Taurófilos y Antitaurinos

Por estos días, como en todos los finales - comienzos de año, se abrió ese invierno denominado "temporada taurina" que se desarrolla "en las más importantes plazas del país" es decir, en Bogotá, Cali y Manizales, las emisoras y los telenoticieros resumen y comentan las corridas con expertos en la tauromaquia; que se me hacen como un último corrillo de nostálgicos de la belle epoque, un combo anacrónico, llamémoslo así, que trata, a capa y espada (que apropiado suena), de proteger lo que ellos llaman un espectáculo o, más grave aún, un arte. Seguramente suspiran cuando escuchan: "mirando torear a Silverio..." o "era el torero de más tronío y el más castizo de to Madrid" (¿qué será tronío?) y conocen al dedillo la historia de Islero y Manolete, es más, si usted habla con ellos, puede que hablen con un dejo de peninsular. Son estos eminentes vegestorios taurófilos y un puñado de sus seguidores quienes quieren perpetuar una tradición, esa es la palabra, con unos argumentos endebles y hasta risibles.

La razón con la que más amenazan estos personajes es que si el toreo se acaba, se acaba la especie de toros de lidia, que se crian especialmente para estos espectáculos. Imaginen el contrasentido: de "te criamos para torturarte" la tortura como oportunidad de vida, sería un caso único en el mundo. Algún taurófilo podrá decir que se hace lo mismo que en la industria, se crian animales para matarlos; bueno, matarlos sí, no torturarlos lentamente en un espectáculo deplorable para el ser humano, que, supuestamente, es el inteligente de la fiesta.

Los otros argumentos; que son una parte de una tradición milenaria, que sirve para descargar sentimientos negativos de la población, que es una mezcla de arte, música y muestra de virilidad, que Dios creó a los toros para morir en la faena (!), que es un espectáculo en el que se valora la fuerza del animal; son tan débiles que se caen por su propio peso. Nuestro recorrido de civilización nos ha ido quitando ciertas tradiciones que podemos llamar bárbaras (aunque falte por ejemplo el aborto) el toreo y otras costumbres sangrientas e insanas que se hacen llamar culturales deben desaparecer para bien de una comunidad humana que se hace llamar civilizada.   

Adhiero a la críticas de los antitaurinos colombianos, que son muchos, pero que difícilmente tienen medios de comunicación para imponer sus opiniones, el caricaturista Vladdo desde su cuenta de twitter ha sido uno de los  más punzantes creando incluso un logo para ponerlo como avatar: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghs7BIA8d8TNuO05B6EtzQwrgMWXoKtyKzwElnXfbVN3zPAL8NNdHCbFJMdqsheX2gEsbAB20P6yVn6iFPwv4H0uXHgw_LG-qsaTuMHvCqMvQ5d1LUF5YJFh0qVs3L0sDXKqdVMQyOdVs/s1600/defensa-toros-web.jpg Adhiero a su protesta activa frente a la tortura lenta de un animal indefenso para satisfacción de unos y lucro de otros, me declaro antitaurino porque no nos construye sino antes nos degrada como seres humanos civilizados y hago votos porque otros deportes como el rodeo o el coleo desaparezcan cuanto antes de nuestros deportes.