A Omar Yesid Rodríguez Urrego
Desde
la comodidad
Bajo
un árbol
Pretendo,
fantaseo, me miento
Tratando
de imaginarte
Quiero
pensar que soy solidario
Con
tu dolor, con tu muerte
Quiero
creer que lo he logrado
Inútil
¿luego
puedo sentir la sorpresa?
¿La
malhadada sorpresa
Con
que empezó todo?
¿puedo
sentir la ansiedad que te domina
Al
comenzar el combate?
¿al
querer responder al que llamabas “enemigo”?
¿puedo
sentir la sequedad en tu boca?
¿puedo
hacer palpitar mi corazón al mismo ritmo que el tuyo
En
el momento del infausto golpe?
Ilusa
pretensión
Me
gustaría saber qué pensaste
-
Si
pudiste hacerlo –
Mientras
salías de la cárcel corpórea
¿pensaste
en este país desgraciado
Que
devora a sus hijos como mala madre?
¿Qué
los destruye lenta, parsimoniosamente?
¿pensaste
en lo inútil de nuestra lucha para no llegar
A
ser lo que ya somos?
Duele
perderte, mi amigo
Como
me duelen tantos hermanos
Que
sucumben en manos de Ares
Que
son sacrificados en vano
Ya
llegarán días mejores
Pero
entre tanto ¡qué agonías!
Y
tú descansas, ¡oh, amigo mío!
Hijo
del viento
Hijo
de la lluvia
Hijo
de la tormenta
Hijo
de la guerra, como todos nosotros
Seguiré
mi camino, amigo mío
Con
el alma triste, pero el corazón resuelto
A
terminar, al fin, desde la razón
Lo
que con las armas nunca acabaremos