domingo, 31 de marzo de 2013

El viacrucis de Francisco

(Ahora, por un momento, voy a dejar la literatura)


Por lo que he leído en los medios, el papa Francisco ha alargado su luna de miel con los medios y con ese indeterminado colectivo denominado la opinión pública: sus inusitados gestos que mantienen en estado de alerta a su cuerpo de seguridad y unas acciones pequeñas pero significativas como retirar el trono pontificio, negarse a utilizar el papa movil y prescindir de su crucifijo de oro lo mantienen vigente. Los medios persisten en repetir las palabras del papa en cada uno de los actos a los que asiste; creyentes y también muchos no creyentes asienten con agrado a las palabras del papa Bergoglio, que ha dejado tras de sí una estela de humildad y sencillez que la iglesia no experimentaba desde Juan Pablo II.

El pasado viernes, como es costumbre, Francisco celebró el via crucis en el coliseo romano, lugar que recuerda el martirio de miles de cristianos en tiempos del imperio, vi su cara pensativa, tal vez cansada del ajetreo del día para alguien de 76 años, ¿qué pasaría por la mente del papa? ¿tal vez pensaba en el viacrucis que le espera hasta la muerte o como Benedicto hasta cuando sienta que las fuerzas no le alcanzan?.

Al contrario de lo que creen algunos desinformadores ser papa no es fácil: tiene que gobernar espiritualmente a más de mil millones de católicos que hay en el mundo a una edad en la que todos queremos estar retirados, muchos de estos católicos tienen su punto de vista personal sobre lo que debe ser la iglesia y la fe, constantemente surgen interpretaciones que van en contra de esa unidad que es el fuerte principal de esta iglesia y el papa, en su labor de pastor, debe pretender que la iglesia, fracturada en tres partes por dos cismas, no siga teniendo divisiones que la lleven al fin. 

Pero no es sólo luchar desde el ámbito pastoral, el papa, como líder mundial debe estar pendiente de la inestable situación mundial: guerras, conflictos y todas estas heridas de la humanidad para pronunciarse siempre, es su papel de jefe de estado, creo que gracias a Dios ha perdido parte de su poder terrenal, en el que se mantuvo durante siglos, y aunque algún peso tiene todavía en el concierto mundial, su papel ha pasado a ser más espiritual y moral que político, de esa manera sus detractores no pueden seguir endilgandole errores en errores actuales como la invasión a Irak u otras.

Ese pasado imperial de la iglesia es el que aprovechan muchos detractores para condenarla por errores históricos como la inquisición, el sometimiento de los pueblos aborígenes americanos, la complacencia con la esclavitud, el antisemitismo entre otros, es verdad que tales hechos sucedieron, pero en un acto hermosísimo, que muestra lo fructífero de su pontificado, el papa Juan Pablo II  pidió perdón  en 2000 por todos estas realidades que avergüenzan a la iglesia y después de esa petición no se han vuelto a ver más que gestos de reconciliación  y deseos de unión entre las religiones y los pueblos, creo que de nada de eso hay que culpar a Benedicto, y muchos menos a Francisco, pero en las redes sociales se ve una bandada de loras que repiten y repiten lo que un tipo que quiere dárselas de historiador y de intelectual, educado seguramente por Discovery Channel asevera, como si uno tuviera que pagar los errores  de sus abuelos o de sus padres, y no se valoró el discurso del perdón, un hecho casi sin precedentes en organizaciones de este tipo ¿ha pedido perdón el pueblo inglés por todas las arbitrariedades cometidas contra otros pueblos cuando fueron ese gran imperio en el siglo XIX? ¿cuándo escuharemos el mea culpa de los estadounidenses por la invasión a Irak, la intervención en América Latina con las dictaduras de los años setenta y tantas otras perlas?, pero para los detractores siempre será lo mismo: una institución criminal...bla bla bla...


El otro cuento es el de la riqueza de la iglesia. Los detractores dicen que la iglesia predica caridad, pero que el papa se sienta en un sillón de oro y que si se vendieran todos los tesoros que posee la iglesia se solucionaría el problema del hambre en el mundo, proposición compuesta de muchas falacias: primera, la iglesia no es la poseedora exclusiva de "La pietà", por poner un ejemplo, es un patrimonio artístico de la humanidad, pertenece a todo el género humano, sólo que la iglesia los administra, los custodia y además los mantiene porque esas obras de arte necesitan constantemente procesos de conservación. No se pueden vender, además, porque el tratado de Letrán lo prohibe: "Artículo 18.- Los tesoros de arte y de ciencia existentes en la Ciudad del Vaticano y en el Palacio de Letrán se mostrarán a los estudiosos y visitantes, aunque reservándose la Santa Sede plena libertad para regular la entrada del público." ¿usted confundiría al piloto con el dueño del avión? 


La otra parte de la falacia es peor: si se violara el tratado de Letrán y se vendieran esas exquisitas obras de arte (¡!) el hambre del mundo terminaría por un tiempo ¿y después? ¿no es más fácil eliminar ese sistema depredador y consumista que está acabando no sólo con la humanidad sino también con el planeta? en Colombia decimos que eso es "pan pa hoy y hambre pa mañana", ahora, esos reclamos de "venderlo todo" se hacen sólo a la iglesia ¿por qué no le decimos a los norteamericanos que vendan la casa Blanca, o el acta de la independencia? ¿por qué no le hacemos el reclamo a la ONU?, alguien dirá que la iglesia tiene la obligación moral de la caridad y tiene razón: detrás de "ese tipo que se sienta en un sillón de oro" hay cerca de 5378 hospitales, 18.088 dispensarios, 521 leprosorios, 15.448 casas para ancianos, enfermos crónicos y discapacitados, 9.376 orfanatos y 33.146 centros de educación o reeducación social y 10.356 instituciones de otros tipos. (http://www.apologeticacatolica.org/Varios/Varios20.html ) lugares que son administrados por congregaciones y entidades católicas, que se mantienen materialmente no propiamente por la gracia divina, sino por campañas como el Óbolo de San Pedro en el que los católicos damos un aporte económico para el sostenimiento de estas obras.


Se ha hecho también mención del supuesto "pasado negro" de los papas como una forma de "criminalizarlos", a Benedicto le endilgaron su pasado en las juventudes hitlerianas, desconociendo que para los seminaristas se hizo obligatorio su ingreso en tan lamentable organización; de Francisco lo primero que salieron a decir sus detractores es que había colaborado con la dictadura militar argentina de los años setenta, en su defensa ha salido nada menos que Adolfo Pérez Esquivel, nobel de paz, que ha negado la participación en ese entonces del obispo Bergoglio en ese nefasto episodio de la historia argentina.

Muchas otras acusaciones se leen constantemente en los foros de debate y me molesta que muchos las repiten  sin tomarse la molestia de consultar qué tan ciertas o factibles son, sin leer a la contraparte ni sopesar los argumentos. Sería impensable negar los errores que se cometen en la iglesia católica, pero me molesta también ese afán irrebatible de acabarla, de destruirla, como he leído en tantos debates virtuales, me recuerdan mucho las palabras de Benedicto XVI que decía algo así como "se está acabando con la tolerancia en nombre de la tolerancia misma". Como católico me duelen mucho las acusaciones sin sentido que se le hacen a la iglesia y al papa, pero también me causan un poco de gracia esos Nerones contemporáneos que quieren incendiar el mundo para echarle la culpa a los cristianos y acabarlos. Sólo nos queda la fe.