viernes, 8 de noviembre de 2013

Bibliomancia*

Con cuidado, como pidiéndole permiso, Cornelius sacó el libro de la biblioteca y se volvió a ver a su cliente: un hombre de tez cetrina, nariz aguileña y pómulos altos que tenía en sus ojos todos los miedos del mundo, la ansiedad le hacía girar un anillo en la punta del índice derecho y su mirada oscilaba entre él y el libro. Cornellius carraspeó incómodo, se sentó.
-        -
   - -y qué es exactamente lo que sueña? – preguntó eludiendo la mirada del otro.


-      -    Que estoy encerrado en una habitación oscura, angustiado, busco desesperadamente la salida, pero sólo escucho una voz que repite constantemente “busca el libro”, he recorrido gurúes, interpretadores de sueños, sacerdotes, pastores, psicólogos, pero nadie puede darme razón, ninguna explicación me satisface, tal vez usted puede darme la respuesta que necesito.

“Busca el libro” repitió Cornellius en la mente. Frunció brevemente el entrecejo y procuró ser breve porque se sentía incómodo: empezó el rito con una serie de invocaciones a todos los santos y a unos que no eran tanto, pidió la presencia de la madre de Dios y acto seguido invocó a Artemisa, en fin, conjuró a todos los dioses, diosas y monstruos que ha venerado la humanidad desde el comienzo de los tiempos y fue sintiendo cómo el aura y la presencia de esos seres mágicos llenó la habitación; el otro, el cliente, se atemorizó con lo que estaba viendo, movía el dedo del anillo en forma convulsa y en un momento bajó la cabeza y la puso entre las manos tratando de invocar la ayuda divina, aunque luego no supo exactamente a cuál de todos, cuando levantó la cabeza Cornellius estaba en reposo, había tomado el libro en las manos y lo sostenía en el aire, y mientras lo ponía de nuevo en la mesa formuló la pregunta con una voz terriblemente autoritaria: “¿cuál es el significado de este sueño?”, luego pareció salir del trance, abrió el libro y empezó a leer:

“Con cuidado, como pidiéndole permiso, Cornelius sacó el libro de la biblioteca y se volvió a ver a su cliente…”


El hombre de tez cetrina le miró con más ansiedad si aún le fuera posible.
-        -   ¿y eso qué quiere decir?


Cornellius se serenó por primera vez en la corta entrevista y clavó sus ojos en los ojos del cliente, vio  el principio y el final de un sufrimiento:

-          -  Que morirás cuando el autor termine de escribir este cuento.

*Este cuento ocupó el tercer lugar en el concurso "semillas de ilusión" 2013 en la categoría Docentes