domingo, 16 de diciembre de 2012

Mi examen a Agatha Christie

Tengo una deuda enorme con Agatha Christie: sus libros salvaron muchas horas de mi difícil adolescencia. Era 1997 y en Villavicencio se acababa de poner en funcionamiento la biblioteca pública Germán Arciniegas, al principio fue la curiosidad de la novedad, luego fui atraído por ciertos libros nigromantes que estaba prohibido consultar para los niños y finalmente me atrapó una extraña fascinación por ese almacén del saber, además de estar tremendamente impresionado por El nombre de la rosa y mi febril imaginación creó intrigas, pasadizos y un Jorge de Burgos que dominaba la vida académica de la biblioteca; no recuerdo cómo exactamente terminé leyéndome los libros de Agatha Christie, aunque en mi casa estuvo algún tiempo "sangre en la piscina" nunca lo leí. El hecho fue que empecé a consultar ese extenso catálogo y a encontrarme con ella todas las tardes aún a despecho de mis amigos de barrio que empezaron a sabotearme y a veces lograban apartarme de la lectura, pero yo, dado mi escaso talento para socializar preferí muchas veces refugiarme en la soledad del recinto que para mí se había convertido, primero en una especie de oráculo del saber, y luego, como en un set de concursos de lógica y deducción donde siempre era vencido por Poirot o Miss Marple.

Después de introducirme en el contexto pretenderé tocar algunos puntos referentes a las novelas, siempre desde el punto de vista del lector ya que siento que carezco de los elementos suficientes para analizar literariamente una obra, aunque con ella tengo mucha propiedad porque he leído más de una decena de sus libros y muchos de sus cuentos.

Ahora que, reposadamente y después de leer muchos otros autores y de releer varias de sus obras puedo decir que quienes la critican tienen mucha razón: Muchas de sus historias tienen un melodrama un poco tedioso y en algunos casos los motivos de asesinato parecen muy rebuscados para algunos sospechosos, como el caso de Ella Zielinsky en  El espejo roto o de Jim Lazarus en Peligro Inminente donde el movil no parece ser muy fuerte a pesar de que ella quiera mostrarlo así. En esta sección de "quejas y reclamos" también tengo que decir que me decepcionó mucho el final del asesinato en el orient express: esperaba otro menos insólito que el que Poirot cuenta en el vagón comedor.

Hay unas historias que al releerlas se encuentran los errores de coherencia en la trama o esta es demasiado fantástica como en el caso de El espejo roto donde el asesinato se planea y se ejecuta en cuestión de segundos, definitivamente en el contexto de la guerra fría las historias de espías no son su fuerte, para ejemplo esa aburridísima historia de pasajero para Frankfurt donde el protagonista se enfrenta a un tipo en Alemania que quiere ser el nuevo Hitler y Poirot nos muestra a su hermano gemelo...etc. igual que en Los relojes donde hay referencias a los espías checos, lo cual termina enredando más la historia, le quita quilates al valor de la obra.

El lector se preguntará qué es lo que le debo si no he hecho más que criticar su obra negativamente, bueno, ya lo he dicho: salvó mi juventud del aburrimiento, me permitió discurrir por la campiña y la ciudad inglesa y conocer ese morbo por el crimen, acaso más visible que en otras partes del mundo,  no en vano es la tierra de Jack el destripador y de Sherlock Holmes y donde los sentimientos se desbordan como en Otello y Hamlet.

Hay unas obras en las que realmente me sorprendió el desborde de creatividad: que en el periódico del pueblo se anuncie el asesinato que se cometerá esta noche y que todos estén esperando lo que pueda pasar, la historia del criminal que no comete los asesinatos sino que los instiga en Telón, el uso de la imitadora en El crimen de Lord Edgware, las dos primas que tienen el mismo nombre en Peligro inminente, la bandeja de combinados que puede matar a cualquiera en Tragedia en tres actos,  la voz que solicita la presencia de Sheila Webb en el apartamento donde va a encontrar al hombre muerto, el uso de las canciones infantiles para ilustrar cuentos verdaderamente trágicos como tres ratones ciegos y ¿cómo crece tu jardín? y a todas estas situaciones inverosímiles ella logra, la mayoría de las veces, ofrecer unos finales increíbles pero posibles que logran que al final uno diga "pero cómo no me dí cuenta..."  esa técnica de "jugarle limpio al lector" es, creo, la principal de sus virtudes.

Las historias describen siempre la campiña inglesa y las añoranzas del cambio de estos lugares con la guerra son constantes en las historias de Miss Marple en quien yo veo un autorretrato de la autora, Poirot, en cambio, refleja las debilidades de la alta sociedad londinense y sobre todo, va a criticar bastante el estilo de vida inglés. La autocrítica es constante en su obra.

Agatha Christie es una retratista de una sociedad de la posguerra, pero también plantea muchas veces la preocupación por el mundo en el que vive "ningún hombre debe tomarse la justicia por su mano" dice Poirot en Telón, alguien desprevenido podrá decir que es de doble sentido hablar de crímenes y defender la vida, yo creo que los crímenes son, precisamente, la excusa para resaltar el valor de la vida humana en medio del sangriento siglo XX.