Estos días de
vacaciones han sido una buena oportunidad para reflexionar acerca de lo que
creo debe ser nuestro quehacer docente, y he estado pensado especialmente en algunos
errores que no debemos cometer quienes nos dedicamos a este hermoso oficio.
Esta lista no pretende ser una acusación ni un ‘memorial de agravios’ contra
mis compañeros docentes, tampoco incluye comportamientos que sabemos que son
antiéticos e incluso ilegales; surge simplemente del deseo de aportar algo en
mejora de la calidad de nuestra educación
7. Dejar de lado la
lectura y la actualización de los saberes
Creo que no es
necesario escribir sobre la importancia que tiene la lectura en nuestra
profesión. A pesar de ello, son muy pocos los que sacan tiempo para leer y
actualizarse, muchos porque creen que es responsabilidad exclusiva de los
docentes del área de humanidades, esa omisión causa que nuestras clases sean eternamente iguales
y no haya innovación, que a veces no tengamos elementos conceptuales para
nuestras conversaciones en el aula, incluso en detalles que podrían
considerarse menores como las faltas ortográficas que uno o dos estudiantes
siempre terminan descubriendo para nuestro desencanto.
6. Resistirse a programas oficiales
simplemente porque vienen del estado
En la mayoría de
las acciones el gobierno no ha estado a
la altura de lo que requiere la educación en Colombia, pero no está bien
desestimar sus programas porque sí, pongo como ejemplo el tema de la jornada
única: muchos docentes han puesto el grito en el cielo sin estudiar los aspectos
mínimos que la componen y sopesar concienzudamente si son más los beneficios
que los perjuicios. Lo mismo ocurre con otros programas como el de vive digital
para certificación en uso de TICs e incluso con las 10.000 becas para mejores
pruebas Saber 11. Creo que al estado hay que atacarlo por muchas cosas, pero se
deben aprovechar esas oportunidades para nuestro crecimiento y el de nuestras
comunidades educativas.
5. Dedicar más
tiempo a tratar de halagar a sus directivos, que a motivar a sus estudiantes.
No tengo mucho más
que añadir al título salvo que ‘hacer la fácil’ es subvalorar nuestras
capacidades y temerle al trabajo de
verdad, que es el del salón de clase.
4. Ser el dictador de la clase.
Es un método muy
común. Pretende que los estudiantes trabajen en clase y cumplan sus compromisos
por el temor que les da perder la materia con un profesor rígido que no perdona
una y con el que no se puede negociar nada. Generar miedo no implica
necesariamente una motivación hacia el saber, es más: he visto casos de
estudiantes que se frustran o dejan de lado el estudio de un área del saber en
el que se sentían preparados por culpa de esa rigidez excesiva.
Si bien es
entendible que valoremos nuestra asignatura, también debe ser un reto para
nosotros comprender a quienes no les gusta o sienten que no tienen talento para
su aplicación, creo que con la correcta motivación y dejando de lado la estrictez
estéril, incluso estos estudiantes pueden conseguir los logros mínimos de la
asignatura.
3. Quejarse constantemente de su trabajo, de
sus estudiantes, de su salario y de todo
Es común encontrar docentes sin vocación,
profesores que creen que el magisterio es para volverse millonarios o que
esperan que los estudiantes sean perfectos y no ocasionen contrariedades y
desencantos, se parecen al doctor Chapatín al que no le gustaban los hospitales
porque “siempre están llenos de enfermos”. Cuando un docente me dice que está
pensando en renunciar para dedicarse a otra cosa porque “esto no produce”
mentalmente deseo que le salgan bien las cosas y le deje su puesto a otro que
ayude a construir porque debe ser frustrante trabajar en algo que a uno no le
satisface.
2. Manejar mal las redes sociales
Podríamos hacer un
artículo hablando sólo de este tema porque la cantidad de comportamientos
incorrectos de parte de los docentes en las redes es casi interminable. Los grupos de facebook
dedicados a los docentes son, la mayoría de las veces, para muchos contenidos
que, en realidad no tienen nada que ver con nuestra profesión sino para buscar
enfrentamientos ideológicos, políticos (léase politiqueros) y hasta
futbolísticos, en general se ha adquirido la costumbre de publicar para generar
controversia.
Creo que las publicaciones
inadecuadas más comunes son dos:
a. Las que
pretenden ‘adoctrinar’ a los docentes sobre una u otra ideología llevada al
extremo, lógicamente insultando e irrespetando al opuesto e incluso a aquellos
que tienen una postura moderada.
b. Las criticonas
que no proponen nada y tildan de conformista al que no se queja, generalmente
carecen de argumentación para sustentar sus afirmaciones.
En esta parte
también es importante retomar el punto 7, porque una gran parte de estas
publicaciones tienen unas faltas de ortografía pasmosas.
1. No darse cuenta de lo importante que es
nuestro trabajo en la búsqueda por una sociedad más justa y amable
El título puede
parecer muy idealista, pero es cierto. Muchos docentes no tienen idea del poder
que tienen en las manos, nada menos que la de moldear la sociedad del futuro, y se dejan llevar por un pesimismo y una
modorra intelectual tremenda y con sus omisiones dejan que se perpetúen los
mismos errores que cometieron con el sistema educativo de nuestra época. Es más
cómodo cumplir con lo mínimo y no buscar en el fondo, es más fácil creer que
los estudiantes no quieren ser educados y que lo que desean es pasar el año sin
importar nada, es más fácil ser un docente que un inspirador.