Con
cuidado, como pidiéndole permiso, Cornelius sacó el libro de la biblioteca y se
volvió a ver a su cliente: un hombre de tez cetrina, nariz aguileña y pómulos
altos que tenía en sus ojos todos los miedos del mundo, la ansiedad le hacía girar
un anillo en la punta del índice derecho y su mirada oscilaba entre él y el
libro. Cornellius carraspeó incómodo, se sentó.
- -
- -y qué es exactamente lo que sueña? – preguntó eludiendo la mirada del otro.
- -y qué es exactamente lo que sueña? – preguntó eludiendo la mirada del otro.
- - Que estoy encerrado en una habitación oscura,
angustiado, busco desesperadamente la salida, pero sólo escucho una voz que
repite constantemente “busca el libro”, he recorrido gurúes, interpretadores de
sueños, sacerdotes, pastores, psicólogos, pero nadie puede darme razón, ninguna
explicación me satisface, tal vez usted puede darme la respuesta que necesito.
“Busca el libro” repitió Cornellius en la mente. Frunció
brevemente el entrecejo y procuró ser breve porque se sentía incómodo: empezó
el rito con una serie de invocaciones a todos los santos y a unos que no eran
tanto, pidió la presencia de la madre de Dios y acto seguido invocó a Artemisa,
en fin, conjuró a todos los dioses, diosas y monstruos que ha venerado la
humanidad desde el comienzo de los tiempos y fue sintiendo cómo el aura y la
presencia de esos seres mágicos llenó la habitación; el otro, el cliente, se
atemorizó con lo que estaba viendo, movía el dedo del anillo en forma convulsa
y en un momento bajó la cabeza y la puso entre las manos tratando de invocar la
ayuda divina, aunque luego no supo exactamente a cuál de todos, cuando levantó
la cabeza Cornellius estaba en reposo, había tomado el libro en las manos y lo
sostenía en el aire, y mientras lo ponía de nuevo en la mesa formuló la
pregunta con una voz terriblemente autoritaria: “¿cuál es el significado de
este sueño?”, luego pareció salir del trance, abrió el libro y empezó a leer:
“Con
cuidado, como pidiéndole permiso, Cornelius sacó el libro de la biblioteca y se
volvió a ver a su cliente…”
El hombre de tez cetrina le
miró con más ansiedad si aún le fuera posible.
- - ¿y eso qué quiere decir?
Cornellius se serenó por
primera vez en la corta entrevista y clavó sus ojos en los ojos del cliente, vio
el principio y el final de un
sufrimiento:
- - Que morirás cuando el autor termine de
escribir este cuento.
*Este cuento ocupó el tercer lugar en el concurso "semillas de ilusión" 2013 en la categoría Docentes