viernes, 8 de noviembre de 2013

Bibliomancia*

Con cuidado, como pidiéndole permiso, Cornelius sacó el libro de la biblioteca y se volvió a ver a su cliente: un hombre de tez cetrina, nariz aguileña y pómulos altos que tenía en sus ojos todos los miedos del mundo, la ansiedad le hacía girar un anillo en la punta del índice derecho y su mirada oscilaba entre él y el libro. Cornellius carraspeó incómodo, se sentó.
-        -
   - -y qué es exactamente lo que sueña? – preguntó eludiendo la mirada del otro.


-      -    Que estoy encerrado en una habitación oscura, angustiado, busco desesperadamente la salida, pero sólo escucho una voz que repite constantemente “busca el libro”, he recorrido gurúes, interpretadores de sueños, sacerdotes, pastores, psicólogos, pero nadie puede darme razón, ninguna explicación me satisface, tal vez usted puede darme la respuesta que necesito.

“Busca el libro” repitió Cornellius en la mente. Frunció brevemente el entrecejo y procuró ser breve porque se sentía incómodo: empezó el rito con una serie de invocaciones a todos los santos y a unos que no eran tanto, pidió la presencia de la madre de Dios y acto seguido invocó a Artemisa, en fin, conjuró a todos los dioses, diosas y monstruos que ha venerado la humanidad desde el comienzo de los tiempos y fue sintiendo cómo el aura y la presencia de esos seres mágicos llenó la habitación; el otro, el cliente, se atemorizó con lo que estaba viendo, movía el dedo del anillo en forma convulsa y en un momento bajó la cabeza y la puso entre las manos tratando de invocar la ayuda divina, aunque luego no supo exactamente a cuál de todos, cuando levantó la cabeza Cornellius estaba en reposo, había tomado el libro en las manos y lo sostenía en el aire, y mientras lo ponía de nuevo en la mesa formuló la pregunta con una voz terriblemente autoritaria: “¿cuál es el significado de este sueño?”, luego pareció salir del trance, abrió el libro y empezó a leer:

“Con cuidado, como pidiéndole permiso, Cornelius sacó el libro de la biblioteca y se volvió a ver a su cliente…”


El hombre de tez cetrina le miró con más ansiedad si aún le fuera posible.
-        -   ¿y eso qué quiere decir?


Cornellius se serenó por primera vez en la corta entrevista y clavó sus ojos en los ojos del cliente, vio  el principio y el final de un sufrimiento:

-          -  Que morirás cuando el autor termine de escribir este cuento.

*Este cuento ocupó el tercer lugar en el concurso "semillas de ilusión" 2013 en la categoría Docentes

martes, 29 de octubre de 2013

Resuena el tambor


Pocas novelas de esas de "largo aliento" (tal vez sólo El nombre de la rosa) me habían dejado tan satisfecho como El tambor de hojalata lo encontré abandonado en la biblioteca del colegio, sus 655 páginas que asustaban a mis estudiantes  me llevaron a esos tiempos de las enciclopedias Planeta en la vieja casa de verde recordación, donde los verdes libros abrían las ventanas al mundo desconocido, dondela fotografía de un hombre de cabeza cuadrada con un bigote desproporcionado que parecía tímido ante la cámara y debajo la portada del libro que le hizo famoso complementando la información biográfica.Tengo que confesar ahora que sólo las ilustraciones de las verdes enciclopedias me atraían y entonces sólo el nombre del autor y el título me quedó en la cabeza, así que, ya que lo tenía al frente, era hora de corresponder a la invitación que se me había hecho hacía 20 o 22 años, había intentado leer algo sobre Marcel Proust, pero lo dejé, me pareció bastante académico. Quería literatura.

Al principio me pareció un reto interesante el no cansarme en de una historia tan extensa, y, aunque muchas veces la impaciencia era enorme y le ganaba a la concentración, de manera que muchas veces tuve que releer para no perder el hilo del texto, la historia era tan apasionante que valía la pena cada descripción, cada acción, cada repetición de la misma historia, así que el miedo a que me aburriera pasó pronto.

Quiero detenerme un poco en lo que llamo la simbología que se maneja en el texto, hay un par de episodios que me encantaron, el primero es el de Oscar tocando el tambor bajo las tarimas nazis, y la gente bailando los ritmos alegres que transmitía el niño por encima de las proclamas racistas. El otro es la queja contra el mundo que ha vivido todas las crueldades y barbaridades y no llora ni se conmueve y por eso tienen que recurrir al truco del bodegón de las cebollas, claro, hay muchos otros episodios, pero estos dos son los que más llamaron mi atención y con los que espero ilustrar mi punto de vista. El tema sobre el que quiero llamar la atención aquí es el uso de la fantasía para hacer la crítica, lo había visto en García Márquez y en Saramago, pero aquí el uso es excelente. 

Oscar, el protagonista es un ser extraordinariamente amoral, que trata con desdén a todas las figuras de autoridad de su época y que se adapta a todas las situaciones sin querer cambiar ninguna, no hay en él un deseo de ser héroe ni tampoco en villano (para mí es más villano que héroe) que ha decidido dejar de crecer desde los tres años para no ocuparse del negocio del que llama "supuesto" padre Matzerath. se ocupa todo el día a tocar el tambor y a hacerse el que no sabe nada, para después hacer simplemente su voluntad, deambular, cumplir propósitos a los que se considera predestinado, como cuando Jesús le pide que sea su sucesor, se enamora de dos o tres mujeres y con ninguna las cosas terminan bien, tiene una relación lejana con el que pretende ser su hijo, Kurt, (es curioso que aquí ninguna de las relaciones paternas terminen siendo buenas, pero sobre eso que hable un psicólogo) es oportunista y siempre está buscando el momento preciso para actuar (un poco como Grenouille) y sacar provecho de las situaciones.  

  Otra de las facultades que tiene este texto es su carácter de hacer prospección, por ejemplo cuando habla de Klepp y su manía de comer cerveza y morcillas, el autor muestra un dominio perfecto de una de las técnicas que a mí personalmente, me parece más difícil de dominar, también maneja en algunos puntos un cambio de narrador que refrescan bastante el texto, así como también intercala géneros como el teatro, en la escena en la que se encuentra con el sargento Lankes.

El tambor de hojalata es, en fin, una de las mejores obras que he leído, podría enumerar una serie más de escenas y sitios que me parecen interesantes, pero voy a dejar hasta ahí, no sea cosa que me alargue y me ponga cansón para ustedes.  




domingo, 25 de agosto de 2013

Arte Poética

Hacer de lo concreto, abstracto
Hacer de lo abstracto, concreto
espiritualizar la materia
materializar el espíritu

La poesía es una sola
movimiento de palmeras al unísono del viento
coro uniforme de las aves

Es la belleza del mundo triste
grito jubiloso entre los ayes

Enseña, no moraliza
desde la libertad hace pedagogía

A veces el espejo miente, es pesimista
nos muestra únicamente lo que somos
materia, 
carne.

La poesía no es espejo
Es idealista
Es anhelo del ser
La meta a la que queremos llegar

Detrás de la envoltura
suave y bella de la ciruela
se esconde carnoso fruto

La poesía es el fruto, no la envoltura 
que muestra el espejo
dulce fruta que sigue a la espera
de ser deliciosamente descubierta


jueves, 15 de agosto de 2013

Resurrección

El sol renace vigorosamente
matizando de dorado las palmas
derramando el optimismo a las almas
que anoche soñaron lúgubremente 

Renacen el ave y el pajarillo
han abandonado el terror nocturno
de la esperanza ha regresado el turno
para regir el inmenso castillo

Este domingo intenso ha aparecido
respiro un aire de resurrección
el llanto y el dolor se han escondido

En la región de la satisfacción
sólo hasta cuando el oscuro enemigo
de nuevo su maldad haya ejercido

viernes, 19 de julio de 2013

Soneto a Edgar Allan Poe

Buscando un poco en esta biblioteca, vacía como las iglesias, he encontrado esos poemas de Borges que se compilaron en El otro, el mismo, encantado con la gran cantidad de sonetos y otras bellezas líricas me ha impresionado éste acerca de Edgar Allan Poe, a quien tradujo alguna vez, de manera que aquí se los dejo

EDGAR ALLAN POE

Pompas del mármol, negra anatomía
que ultrajan los gusanos sepulcrales
del triunfo de la muerte los glaciales
símbolos congregó. No los temía

Temía la otra, la amorosa, 
las comunes venturas de la gente
no lo cegó el metal, resplandesciente
ni el mármol sepulcral sino la rosa

Como del otro lado del espejo
se entregó solitario a su complejo
destino de inventor de pesadillas

Quizá, del otro lado de la muerte
siga erigiendo solitario y fuerte
espléndidas y atroces maravillas

martes, 9 de julio de 2013

Fragmento de "El buscón" de Quevedo

En este momento estoy trabajando con mis estudiantes la novela picaresca y, a pesar de que hay varios fragmentos no había podido encontrar aquí en la red uno que me gusta mucho, en el que Pablos decide que se dedicará a ser pícaro y algunas de las primeras diabluras que hace mientras sirve a don Diego. Lo publico aquí para quien quiera trabajarlo

CAPÍTULO VI

DE LAS CRUELDADES DEL AMA Y LAS TRAVESURAS QUE HICE

“Haz como vieres” dice un refrán y dice bien, de puro considerar en él, vine a resolverme de ser bellaco con los bellacos, y más, si pudiese, que todos. No sé si salí con ello. Pero aseguro a v.m que hice todas las diligencias posibles. Lo primero, yo puse en pena a todos los cochinos que se entrasen en casa y a los pollos que del corral pasasen a mi aposento.


Sucedió que un día entraron dos puercos, del mejor garbo que vi en mi vida; yo estaba jugando con los otros criados y los oí gruñir y le dije a uno “vaya y vea quien gruñe en nuestra casa”. Fue y dijo que dos marranos. Yo, que lo oí, me enojé tanto, que salí allá diciendo que era mucha bellaquería y atrevimiento venir a gruñir a casas ajenas; y diciendo esto, le envasé a cada uno – a puerta cerrada – la espada por los pechos, y luego los acogotamos; y porque no se oyese el ruido que hacían todos a la par dábamos grandísimos gritos como que cantábamos y así expiraron en nuestras manos. Sacamos los vientres, recogimos la sangre, y a puros jergones, los chamuscamos en el corral; de suerte que cuando vinieron los amos ya estaba hecho, aunque mal si no eran los vientres, que no estaban acabadas de hacer las morcillas, y no por falta de prisa, que en verdad que por no detenernos las habíamos dejado la mitad de lo que ellas se tenían dentro. Supo, pues, don Diego y el mayordomo el caso y se enojaron conmigo de manera que obligaron a los huéspedes – que de risa no se podían valer – a volver por mí. Me preguntaba don Diego qué había de decir si me acusaban y me prendía la justicia. A lo cual respondí que yo me llamaría a hambre, que es el sagrado de los estudiantes, y, si no me valiese, diría: “como se entraron sin llamar a la puerta, como en su casa, entendí que eran nuestros”. Riéronse todos de las disculpas. Dijo don Diego: “a fe, Pablos, que os hacéis a las armas”. Era de notar ver a mi amo tan quieto y religioso, y a mí tan travieso, que el uno exageraba al otro, o la virtud o el vicio.

viernes, 5 de julio de 2013

Oda a la bicicleta

Piedra rodante
que no echa raíces
vehículo profundo
ideal, libertino, libertario

Ilusión rodante
viajas lenta, reteniendo el paisaje
observas a cámara lenta
cuadro por cuadro
eres caracol de rápidas decisiones

Humildad rodante
no presumes de velocidades
silenciosa como el amanecer
radiante como el mediodía
siempre joven como la noche

Obrera rodante
acompañas al trabajador
fiel compañera
como mujer abnegada
sólo pides lo mínimo
siempre comprensiva
siempre compasiva

amiga de la pachamama
te entregas a los deseos de quien te posee
y lo llevas a la libertad
piedra rodante
ilusión rodante
humildad rodante
obrera rodante

jueves, 27 de junio de 2013

La vorágine: Agradable sorpresa

Busqué y busqué una manera de leer en medio de la difícil situación económica y me reencontré con la biblioteca, pedí poderme llevar un libro y escogí el clásico de José E. Rivera, La Vorágine. Tenía varias razones: Es un texto de lectura obligatoria para cualquier docente de literatura, tenía temas en común con El sueño del celta el libro de Vargas Llosa que leí en 2011 y además me servía para indagar acerca de ese mundo terrorífico de las caucherías que el general Uribe Uribe denunció a comienzos del siglo pasado.

Lo primero que me sorprendió fue la agilidad del relato: pensaba que el texto iba a ser como María, pródigo en descripciones y extenso en sentimientos. Aquí las acciones de Arturo y Alicia transcurren entre las descripciones más indispensables y a la vez líricas del llano y la selva, los apartes cortos también contribuyen a dar celeridad a la narración.

Siempre pensé que en estos textos no había alternancia de tiempo, pero en La Vorágine el autor sabe con audacia generar la intriga saltando de un momento intenso a otro de menos emoción, como en el que Arturo por fin logra encontrarse con Griselda, que obliga al lector, antes de que hablen, a leer uno de esas reflexiones poéticas que se hace el protagonista, antes de que empiecen a hablar, un punto más a favor del autor.

¡qué fuerza lírica la que tiene este relato! me encantó porque a veces me sentía leyendo poesía en medio de las desventuras de Arturo Cova y sus compañeros, nunca me había sentido tan cerca de comprender ese concepto de prosa poética, como las imprecaciones que le hace a la selva, las reflexiones sobre la naturaleza que lo rodea, entre otras.El título está bien puesto: me sentía arrebatado por la fuerza del relato.

Había leído las historias de Horacio Quiroga, donde el hombre y la selva están en una lucha constante, él, tratando de explotarlo y ella, defendiéndose de los ataques, pero en La Vorágine la selva aparece personificada, es ella quien atemoriza a Arturo, el viejo Clemente Silva reconoce en esa demencia la venganza de la selva, "usted ha sentido el embrujamiento de la montaña" le dice. Hay una correspndencia  de odio entre el explotador y el árbol desangrado, el final nos deja claro quien venció.

Hay, como en todos los relatos del realismo, un trabajo documental excelente: los ríos, las selvas, los pueblos, están detallados exactamente, la vida de los indios, los caucheros, los siringueros contados con un dramatismo estremecedor, los testimonios que dan personajes ficticios que pueden ser reales: las desventuras de Clemente Silva en busca, primero de su hijo y luego de sus huesos; de la Madona que recurre a la sensualidad para salir avante en sus negocios y la del amigo que, decepcionado del amor, cae en manos del sistema opresor de la cauchería parecen haber sido fidelignos, Rivera habla del periodista Saldaña Roca, que también es mostrado por Vargas Llosa en El sueño del celta y también, sin nombre nos habla del francés y del visitador, que no es otro que Roger Casement, el personaje central en la obra del Nobel peruano.

El personaje de Arturo Cova merece un aparte especial ya que lo veo como un hombre lleno de contradicciones: es colérico con las mujeres, pero quiere ser el justiciero de las atrocidades que sufren los caucheros, quiere ser el justiciero de los caucheros, pero es un personaje amoral, parece no creer en la justicia, pero busca al cónsul para que le ayude con la denuncia, dice que nunca se ha apasionado por mujer alguna, pero se juega su nombre por Alicia, se muestra brutal con algunos de los mismos indios y caucheros a los que quiere libertar, es un poeta idealista que quiere hacer negocios en los llanos, la mejor definición de él es la que le da Franco: "un desequilibrado tan impulsivo como teatral".

Lamento que por el apuro (no sé de qué) no haya puesto la atención a los detalles, hay muchas situaciones y nombres que no pude relacionar con los hechos y muchos de los negocios, tratos, acuerdos, entre los personajes, no me quedaron claros, creo que una debilidad es que el libro tiene muchos personajes secundarios (Millán, Pezil, Coutinho, Clarita, Zubieta, el cayeno) que a veces hacían difícil rastrear la historia.

Para concluir, debo decir que La Vorágine me sorprendió muy gratamente, ahora entiendo por qué es considerado un clásico de nuestra literatura.
.


miércoles, 19 de junio de 2013

Vida


Linea a linea
como esta poesía
se va perdiendo
se desmigaja
nuestra existencia

No alcanzamos
no alcanzaremos
a tocarlo todo
a probarlo todo
a sentirlo todo

Y sin embargo somos
manojo de sentimientos
intenso arco iris
volcán en erupción 

mis dedos no bastan 
mis ojos no llegan
mi lengua no percibe
mis oídos no escuchan 

y sin embargo disfruto
esa felicidad parcial
ese todo incompleto
hasta el día de la plenitud 


lunes, 8 de abril de 2013

Mis pareados

Querido diario: ayer tuve que vigilar un simulacro de la desafortunada prueba SABER de grado once, como no llevé ni un libro ni nada me moría de aburrimiento entonces se me ocurrió la feliz idea de jugar hacer pareados, aquí te consigno lo que logré hacer.

Ofrezco ramas de olivo
y derrotar el olvido
prepararé el cidrón
si sufre el corazón
cocinaré manzanilla
cuando tengas pesadillas
un pocillito de albahaca
si el desaliento te ataca
a ese pesimismo raudo
combátelo con el sauco
no tomes la belladona
cuando el malestar agobia
es mejor la valeriana
dos gotas en la mañana
prepárate estas tisanas
que Pacha mama te manda
y si el mal no tiene cura
échale literatura

A una estudiante

Fresco jazmín
manzana rosagante
que en el terciopelode la juventud
guardas tentación

mirada risueña, coqueta
que quiere ser inocente
pareces corderita que
quiere dejarse inmolar.
verte
produce delicioso vértigo

colosal marejada que penetra
las murallas de mi voluntad
tus cañones asedian el fuerte
y mi ética resiste
mi torre se mantiene intacta

¿no es el amor también una batalla?
¿no se le llama también conquista?
esta guerra no es larga pero muy intensa

Empiezo a quedarme sin pertrechos
sólo queda la retirada
sólo queda la retirada
o esperar a que lleguen refuerzos


domingo, 31 de marzo de 2013

El viacrucis de Francisco

(Ahora, por un momento, voy a dejar la literatura)


Por lo que he leído en los medios, el papa Francisco ha alargado su luna de miel con los medios y con ese indeterminado colectivo denominado la opinión pública: sus inusitados gestos que mantienen en estado de alerta a su cuerpo de seguridad y unas acciones pequeñas pero significativas como retirar el trono pontificio, negarse a utilizar el papa movil y prescindir de su crucifijo de oro lo mantienen vigente. Los medios persisten en repetir las palabras del papa en cada uno de los actos a los que asiste; creyentes y también muchos no creyentes asienten con agrado a las palabras del papa Bergoglio, que ha dejado tras de sí una estela de humildad y sencillez que la iglesia no experimentaba desde Juan Pablo II.

El pasado viernes, como es costumbre, Francisco celebró el via crucis en el coliseo romano, lugar que recuerda el martirio de miles de cristianos en tiempos del imperio, vi su cara pensativa, tal vez cansada del ajetreo del día para alguien de 76 años, ¿qué pasaría por la mente del papa? ¿tal vez pensaba en el viacrucis que le espera hasta la muerte o como Benedicto hasta cuando sienta que las fuerzas no le alcanzan?.

Al contrario de lo que creen algunos desinformadores ser papa no es fácil: tiene que gobernar espiritualmente a más de mil millones de católicos que hay en el mundo a una edad en la que todos queremos estar retirados, muchos de estos católicos tienen su punto de vista personal sobre lo que debe ser la iglesia y la fe, constantemente surgen interpretaciones que van en contra de esa unidad que es el fuerte principal de esta iglesia y el papa, en su labor de pastor, debe pretender que la iglesia, fracturada en tres partes por dos cismas, no siga teniendo divisiones que la lleven al fin. 

Pero no es sólo luchar desde el ámbito pastoral, el papa, como líder mundial debe estar pendiente de la inestable situación mundial: guerras, conflictos y todas estas heridas de la humanidad para pronunciarse siempre, es su papel de jefe de estado, creo que gracias a Dios ha perdido parte de su poder terrenal, en el que se mantuvo durante siglos, y aunque algún peso tiene todavía en el concierto mundial, su papel ha pasado a ser más espiritual y moral que político, de esa manera sus detractores no pueden seguir endilgandole errores en errores actuales como la invasión a Irak u otras.

Ese pasado imperial de la iglesia es el que aprovechan muchos detractores para condenarla por errores históricos como la inquisición, el sometimiento de los pueblos aborígenes americanos, la complacencia con la esclavitud, el antisemitismo entre otros, es verdad que tales hechos sucedieron, pero en un acto hermosísimo, que muestra lo fructífero de su pontificado, el papa Juan Pablo II  pidió perdón  en 2000 por todos estas realidades que avergüenzan a la iglesia y después de esa petición no se han vuelto a ver más que gestos de reconciliación  y deseos de unión entre las religiones y los pueblos, creo que de nada de eso hay que culpar a Benedicto, y muchos menos a Francisco, pero en las redes sociales se ve una bandada de loras que repiten y repiten lo que un tipo que quiere dárselas de historiador y de intelectual, educado seguramente por Discovery Channel asevera, como si uno tuviera que pagar los errores  de sus abuelos o de sus padres, y no se valoró el discurso del perdón, un hecho casi sin precedentes en organizaciones de este tipo ¿ha pedido perdón el pueblo inglés por todas las arbitrariedades cometidas contra otros pueblos cuando fueron ese gran imperio en el siglo XIX? ¿cuándo escuharemos el mea culpa de los estadounidenses por la invasión a Irak, la intervención en América Latina con las dictaduras de los años setenta y tantas otras perlas?, pero para los detractores siempre será lo mismo: una institución criminal...bla bla bla...


El otro cuento es el de la riqueza de la iglesia. Los detractores dicen que la iglesia predica caridad, pero que el papa se sienta en un sillón de oro y que si se vendieran todos los tesoros que posee la iglesia se solucionaría el problema del hambre en el mundo, proposición compuesta de muchas falacias: primera, la iglesia no es la poseedora exclusiva de "La pietà", por poner un ejemplo, es un patrimonio artístico de la humanidad, pertenece a todo el género humano, sólo que la iglesia los administra, los custodia y además los mantiene porque esas obras de arte necesitan constantemente procesos de conservación. No se pueden vender, además, porque el tratado de Letrán lo prohibe: "Artículo 18.- Los tesoros de arte y de ciencia existentes en la Ciudad del Vaticano y en el Palacio de Letrán se mostrarán a los estudiosos y visitantes, aunque reservándose la Santa Sede plena libertad para regular la entrada del público." ¿usted confundiría al piloto con el dueño del avión? 


La otra parte de la falacia es peor: si se violara el tratado de Letrán y se vendieran esas exquisitas obras de arte (¡!) el hambre del mundo terminaría por un tiempo ¿y después? ¿no es más fácil eliminar ese sistema depredador y consumista que está acabando no sólo con la humanidad sino también con el planeta? en Colombia decimos que eso es "pan pa hoy y hambre pa mañana", ahora, esos reclamos de "venderlo todo" se hacen sólo a la iglesia ¿por qué no le decimos a los norteamericanos que vendan la casa Blanca, o el acta de la independencia? ¿por qué no le hacemos el reclamo a la ONU?, alguien dirá que la iglesia tiene la obligación moral de la caridad y tiene razón: detrás de "ese tipo que se sienta en un sillón de oro" hay cerca de 5378 hospitales, 18.088 dispensarios, 521 leprosorios, 15.448 casas para ancianos, enfermos crónicos y discapacitados, 9.376 orfanatos y 33.146 centros de educación o reeducación social y 10.356 instituciones de otros tipos. (http://www.apologeticacatolica.org/Varios/Varios20.html ) lugares que son administrados por congregaciones y entidades católicas, que se mantienen materialmente no propiamente por la gracia divina, sino por campañas como el Óbolo de San Pedro en el que los católicos damos un aporte económico para el sostenimiento de estas obras.


Se ha hecho también mención del supuesto "pasado negro" de los papas como una forma de "criminalizarlos", a Benedicto le endilgaron su pasado en las juventudes hitlerianas, desconociendo que para los seminaristas se hizo obligatorio su ingreso en tan lamentable organización; de Francisco lo primero que salieron a decir sus detractores es que había colaborado con la dictadura militar argentina de los años setenta, en su defensa ha salido nada menos que Adolfo Pérez Esquivel, nobel de paz, que ha negado la participación en ese entonces del obispo Bergoglio en ese nefasto episodio de la historia argentina.

Muchas otras acusaciones se leen constantemente en los foros de debate y me molesta que muchos las repiten  sin tomarse la molestia de consultar qué tan ciertas o factibles son, sin leer a la contraparte ni sopesar los argumentos. Sería impensable negar los errores que se cometen en la iglesia católica, pero me molesta también ese afán irrebatible de acabarla, de destruirla, como he leído en tantos debates virtuales, me recuerdan mucho las palabras de Benedicto XVI que decía algo así como "se está acabando con la tolerancia en nombre de la tolerancia misma". Como católico me duelen mucho las acusaciones sin sentido que se le hacen a la iglesia y al papa, pero también me causan un poco de gracia esos Nerones contemporáneos que quieren incendiar el mundo para echarle la culpa a los cristianos y acabarlos. Sólo nos queda la fe.



sábado, 2 de marzo de 2013

La carta que no le he entregado a mamá

Mami:

Recuerdo que cuando era niño me gustaba enredarme en especulaciones y perderme en el laberinto que crean las preguntas: ¿qué habría pasado si no fuese parte de tu sangre? ¿Cuál sería mi aspecto? ¿cuál mi comportamiento? Y la más importante: ¿existiría? Ahora, cuando analizo aquel embrollo, llego a la conclusión de que no habría manera de ser diferente. Yo soy tú. No sólo una prolongación de tu existencia. Soy la inmortalidad de tu alma.

¡Cuánto me gustaría haber tenido consciencia del tiempo en que habité en ti! Disfrutar de  la confianza de estos días primigenios, esa misma que se me ha ido perdiendo entre las decepciones de mis hermanos de especie, volver a vivir aquella paz en ese océano materno que gradualmente se fue haciendo más pequeño y que con el dolor culpable de aquella Eva olvidada nos separó corporalmente hasta que aquella otra madre me reciba en su interior, de nuevo sin tener consciencia de serlo. Tampoco disfruté de ese primer alimento, ese maná tibio, último rezago de nuestra pasada unión corporal, que volvía a la mente esa cálida sensación de bienestar y que no sólo nutrió el cuerpo sino la esencia, el ser.

Te recuerdo cantándome, con aflautada voz, esas canciones infantiles que como en el mito bíblico, en cada palabra fueron creando ese mundo hasta entonces desconocido para mí y que de tu mano a cada paso iba poseyendo; esa misma técnica usaste muchas veces para dormirme cuando aún no sabía que tenía que hacerlo y quería seguir explorando la profundidad, aún de las cosas pequeñas que los sentidos iban captando.

Ahora sé, por experiencia propia, que usaste muchas otras triquiñuelas para conseguir pequeños descansos de esa dura labor de madre, victorias pírricas en esa guerra en que se convertía a veces la crianza, guerra de tantos años en la que tú y yo hemos sabido ser vencedores, te veía en la cocina moldeando con paciencia la harina con la que nos alimentabas todos los días antes de ir al colegio. Ahora no puedo dejar de pensar que con nosotros 
hacías lo mismo.

Te recuerdo muy difusamente  en la época de la metamorfosis, te veo lejana, como desfigurada por la neblina de la adolescencia: espejo ególatra y presumido.  Supiste manejar esa edad con paciencia, pero te metías en mis cajones rápida, escurridiza, como esos ratones a los que tanto temes, para encontrar pistas, señales de peligro de aquello que nunca fui gracias al camino que trazaste; fue aquella época difícil en que te veía silenciosa, absorta en el problema cotidiano que a veces se volvía universal, en cómo repetir diariamente el milagro de los panes y los peces con los pocos conocimientos académicos y los muchos prácticos que nuestro extraño mundo no reconoce, te veo recitando todavía la plegaria continua por la unidad, la fe, los deberes y esas realidades  abstractas que siempre fueron tangibles en casa.

Continuaste con tu labor de conductora hasta cuando viste que el barco había llegado a puerto y podría continuar solo, sin embargo no te fuiste: mutaste en sombra, como aquel ángel guardián que crearon tus palabras en los tiernos primeros años, sin reproches ni consejos tal vez porque creíste aprendida la lección o porque estabas cansada de enseñar y ahora prefieres esperar sin prisa a que el reloj marque la hora de tu último trabajo y exponerle tu obra a ese Dios en quien tanto confías y del que me enseñaste a esperar.

Entonces me quedaré solo, únicamente con la carta de navegación que me dejas, tratando aunque sea de imitar el arte que enseñaste solo con el ejemplo, y trataré de refugiarme en pequeños placeres, en estas letras, por ejemplo, aunque no sirva de mucho porque mis conversaciones, mis acciones y mis sentimientos reproducirán los tuyos y de este modo resucitas constantemente en mí y yo no me enojo, me enorgullezco de ser la inmortalidad de tu esencia.

 Gracias.


jueves, 7 de febrero de 2013

Oda a Ágatha Christie

Esa delicada manera de matar
Sutil creación de la araña que
parsimoniosamente labra su trampa

¿qué es el crimen sino la negación del pensamiento?
pero tú, ojillos de ratón
raptada por Shakespeare
modelas con el crimen
obras de arte
creaciones perfectas:
copas envenenadas
cianuro espumoso
el disparo
la daga, el puñal
las manos fuertes que estrangulan
son martillo y cincel que las moldean

Hércules Poirot y Miss Marple
héroes opuestos y complementarios
fuerzas luminosas
entre oscuros misterios
ya sean crímenes de pueblos
o intrigan internacionales
siempre implacables
siempre efectivos
como león que se desliza por su presa
como gato que en jardín acecha

Orgullosa, altiva, prolífica
amante del folclor
que recreas cantos de niños
los conviertes en enigmas
en concursos de lógica

Ya estoy preparado
esfinge del siglo XX
para tu próximo acertijo.

miércoles, 23 de enero de 2013

Doblevé

Sólo muchos años después, cuando se hubo sobreseído y archivado, el capitán Arcesio Camacho se dio un tiempo para repasar el único caso que no había podido resolver: Waldemar Viáfara había muerto desangrado en su habitación con una herida en el abdomen. Su hija Valentina estaba en la habitación contigua durmiendo. La única pista la había dado él mismo diciendo: "doblevé". Sus hijos William y Wilson habrían podido cometer el crimen; uno tenía el móvil pero no tuvo la oportunidad, y el otro tuvo la oportunidad pero no el móvil, a pesar de los esfuerzos el asesinato nunca se pudo resolver, por lo menos hasta ese momento, cuando Camacho cayó en cuenta de Valentina Viáfara.

7 de 10 para "Cianuro espumoso"


Ya en las primeras líneas quise renunciar a la lectura: había visto esa muy buena adaptación para tv del cuento “iris amarillos” y por el planteamiento inicial supuse que sería una repetición. Sin embargo me sobrepuse a la decepción y empecé a leer suponiendo que ya conocía al asesino y que la lectura sería cosa de trámite. Estaba equivocado, sin embargo.

Con motivo del cumpleaños de Rosemary Barton su esposo George organiza una cena en el restaurante “Luxembourg”; la acompañan Stephen Farraday , político ambicioso (perdón por el pleonasmo) de origen desconocido, con una fuerte presencia en el parlamento; su esposa Sandra, posesiva, temeraria, heredera de una dinastía política importante; Anthony Browne, un tipo del que nadie sabe nada pero como siempre, cuenta con encanto y carisma; Ruth Lessing, secretaria incondicional de George, y la hermana de Rosemary, Iris, una chica de carácter retraído.

Se apagan las luces del restaurante para ofrecer a los comensales un espectáculo y cuando se vuelven a encender Rosemary está muerta, se encuentra cianuro potásico en su bolso y el increíble dictamen judicial, como lo resaltan varios de los personajes es “suicidio después de una fuerte gripa” A pesar de lo insólito que parece nadie cuestiona el fallo, de pronto su marido comienza a recibir una serie de anónimos advirtiéndole que su esposa ha sido asesinada,

Con esa sospecha en la cabeza, George Barton decide organizar un el mismo sitio, un año después, una cena con los mismos invitados, y decide invitar también a un antiguo amigo suyo: el coronel Race, que se niega a asistir por lo descabellado del plan, pero que va a jugar un papel importantísimo en el resto de la novela.

El libro está dividido en tres partes, que corresponden, cómo no, a las partes de la narración, que están correctamente definidas como suele hacerse en esta clase de novelas , la traducción de esta obra me tenía un poco molesto por la constante repetición de la expresión “conque” además de algún término mal traducido que vi por ahí.

Los personajes están bien delimitados y sus actuaciones se acomodan a la descripción psicológica que le dio la autora; aunque el final me sorprendió no me dejó plenamente satisfecho: me parecía un poco fantástico el hecho criminal, sobre todo un asunto relacionado con la nacionalidad y el aspecto del asesino, aunque tengo que reconocer que el móvil esto todo el tiempo frente a mí y no lo vi.

En resumen: 7 de 10, un buen libro para pasar el rato y entretenerse en la resolución de los crímenes de esta prolífica autora inglesa que tantas horas de esparcimiento me sigue dando.

lunes, 7 de enero de 2013

Mi caballero de la triste figura




¿Es que hay algo más trillado en literatura española que Don Quijote? Supongo que no. Aún sin haberlo leído todos saben la trama (lo cual parece una maldición a la que están condenados los clásicos) y cientos de estudiosos, a lo largo de la historia le han dado distintas interpretaciones a esa ópera prima de la novela española y mundial.  Desde hace dos años estoy dando la cátedra de lengua castellana en los grados décimo y en algunos pre icfes he tenido que tocar el tema de Don Quijote, me atormentaba un poco no haberlo leído todavía y me propuse al menos la primera parte antes de terminar este año: a tres horas y media estoy escribiendo este sencillo comentario.

Cuando explicaba el tema de la novela les decía a mis estudiantes que una de sus diferencias con el cuento era la diversidad de historias que tenían como eje central a una. Don Quijote, la novela primitiva, nos va mostrando la multiplicidad de historias que se tejen como quien hace una lasagna, una historia sobre otra; más que todo en la venta, cuando los huéspedes van llegando y se van encontrando Don Fernando y Dorotea, Cardenio y Luscinda, y los otros. En medio de esa necesidad de contar estas historias me da la impresión de que, en ciertos momentos, el autor se “encarta” con don Quijote, no sabe qué hacer con él mientras las otras historias se cuentan; Ahora, nada de eso le resta sabor a lo que se relata: en la literatura moderna hay otras técnicas para contarlas, pero esta es la primera que lo hace y por eso es admirable, tal vez algo rudimentaria, pero admirable.

Si bien es cierto que la longitud de la novela permite cambios en los personajes también es que el de Don Fernando, de villano a héroe, en dos o tres párrafos no parece muy coherente.  Es uno de los lunares, además de los errores del asno de Sancho que ha sido robado y luego aparece sin explicación
Por lo que había leído y consultado en los libros de texto, pensé que Don Quijote sería un tipo pacífico, sin embargo le dice a Sancho: las armas tienen por fin y objeto la paz. Me sorprendió mucho leer esto, puesto que yo me lo imaginaba más bien pacífico, luego caí en cuenta de que es exactamente el reflejo de la vida caballeresca que en su locura desea emular, Sancho tampoco me pareció el sentido común, pues alguien que esté en sus cabales no acolita sin sospechas las aventuras del caballero de la triste figura, tiene algo de demencia disfrazada de ingenuidad. 

Cuando se lee la trillada biografía de Cervantes y luego el libro, se da cuenta de que Don Quijote y Cervantes comparten la mala suerte: el autor ha sufrido un secuestro y dos carcelazos, mientras que el personaje es un hijodalgo venido a menos, Sin embargo, Don Quijote decide lanzarse a su última aventura en vez de quedarse envejeciendo en su hacienda, se decide a vencer el hastío y se embarca en la vida caballeresca y a pesar de las aventuras con los yangüenses (¿de donde vendrá el nombre?) con los molinos de viento y con los demás obstáculos persiste en la idea de reivindicarse con el ideal caballeresco, ahí está su idealismo, su valor como verdadero caballero.

Gocé con las situaciones graciosas, me encantó el reencuentro de Andrés con Don Quijote y sobre todo la conversación que señor y escudero tienen acerca del supuesto encuentro de Sancho con su señora  Dulcinea en el marco de la carta que nunca le entregó. El humor de la obra permite que uno se enamore más de la historia, el asunto del yelmo de mambrino, el susto que pasaron los dos frente a los batanes, y todas esas cuiosas desventuras por las que el caballero de la triste figura va acercándose cada vez más al corazón de quienes lo leen

También me encantó el escrutinio de el cura y el barbero de los libros de caballería y de otros del tiempo de Don Quijote, donde se nombran otras obras de Cervantes, fragmento que se complementará con la parte final de la conversación entre los clérigos acerca de la calidad de la literatura de su tiempo, donde, se quejan, también la superficialidad  es más aceptada que la calidad. 

Desde ya afirmo que uno de mis propósitos para este año es leer la segunda parte y continuar disfrutando de las reflexiones, los errores y las adversidades de este caballero para poder enseñarlo con más ganas y el conocimiento digno de tan magistral obra.