viernes, 16 de junio de 2017

Lecciones del paro docente




Hace solo unas horas Fecode y el gobierno se han puesto de acuerdo, después de más de un mes de anormalidad académica, para levantar el paro que afectaba al sector educativo. Seguramente vendrán muchos análisis más detallados de lo que sea acordó, pero a pesar de que en el imaginario de muchas personas estaba en que el paro tenía solo una motivación económica quisiera resaltar simplemente dos de las victorias de los profesores: la reforma al sistema general de participaciones que permitirá el mejoramiento de la infraestructura, una jornada única pertinente y la relación docente-estudiante entre otras; lo otro  es que el gobierno se compromete a la gratuidad de los tres grados del preescolar: jardín, prejardín y mejorar la cobertura para el grado transición.

Pero más que hablar de lo que se ganó, quisiera comentarles las reacciones que vi en las redes sociales y la cantidad de falacias, malos entendidos y comentarios injuriantes y falsos que se escribieron sobre los docentes y en los que reinaba una ignorancia supina, en realidad:

Para empezar, es increíble el nivel de desconocimiento de lo que es un sindicato, en las redes sociales vi gente preguntando qué hacía FECODE con toda esa plata que le pedía al gobierno, otros que por qué el sindicato no le brindaba a los docentes las maestrías y los doctorados que estaba pidiendo, pero mis preferidos eran los que decían que los maestros ‘adoctrinábamos’ a los jóvenes en el comunismo y no sé qué otras sandeces, como si los profesores fuéramos una secta. Quienes dicen eso desconocen que entre los afiliados a FECODE hay gente de todas las posiciones políticas e ideológicas, gente de derecha, de izquierda, sacerdotes católicos, pastores, agnósticos y un largo etcétera, de manera que confundir a los maestros con el centro democrático es una caricatura muy pobre.

Otro imaginario lamentable que ha calado a partir de los medios de comunicación que muchas veces retransmite lo que las élites quieren, es el de la ‘protesta creativa’ que los maestros no tenían por qué bloquear vías ni hacer plantones, ni afectar la movilidad (como si la movilidad, por lo menos en Bogotá, necesitara de protestas para colapsar) algunos se quejaban de la falta de ‘creatividad’ en las protestas “para que no afecten al ciudadano común” Es un reflejo de lo que decía Jaime Garzón cuando hablaba del colombiano y su “posición cómoda e individual frente a la vida. Primero yo, después yo y los demás que se jodan” entender que esas formas de presión se hacen aquí y en todas partes y que solidarizarse con una causa tan necesaria en este país como la educación es una buena acción cívica.

Pese a los intentos de ciertos analistas (Jorge Restrepo, Cristina Carrizosa, Daniel Raisebeck, entre otros)  por deslegitimar las protestas e intentar culpar exclusivamente a Fecode, es decir los docentes, de la falta de clases y de la baja calidad de las pruebas externas es muy interesante el apoyo de un gran sector de la opinión pública a la movilización y el paro. De otro modo habría sido muy difícil sostener durante tanto tiempo el cese de actividades.

Con bastante mala intención leí a varios diciéndole a los maestros que no se quejaran de Santos porque lo habían acompañado en la campaña de 2014 y además habían decidido apoyar el SÍ en el plebiscito del pasado 2 de Octubre, hay que ser muy obtuso para creer que al apoyar un candidato los electores tienen que quedarse callados ante aquello que está haciendo mal,  nuevamente creen que el país es una finca y que al ‘capataz’ se le respeta. La otra mitad de esa falacia es que la plata se la gastó el estado con el posconflicto cuando sabemos que esta etapa tiene su propia financiación. Sé que muchos docentes apoyamos el proceso de paz y que muchos lo vamos a seguir apoyando porque tenemos la conciencia de que es lo mejor para el pueblo colombiano.


Espero que los efectos de este movimiento redunden de verdad en una mejor calidad de la educación, en la dignificación de la carrera docente y unas condiciones dignas para empezar a pensar, ahora sí en serio, en Colombia la más educada para el 2025.