El
pasado 14 de Marzo publiqué con la editorial autores editores mi primera novela
corta: ‘Los héroes son más útiles vivos’, en la que intento recrear lo que fue
el último día de vida del general Rafael Uribe Uribe. Ahora quiero compartir
con ustedes la historia de esta novela:
No sé por qué, pero la figura del general Uribe Uribe siempre ha estado en mi cabeza. Mi primer recuerdo acerca de él es siendo muy niño: tendría tal vez unos seis o siete años cuando encontré
en la casa de un vecino las enciclopedias de la NHC (Nueva Historia de
Colombia) y repasé sus fotografías; recuerdo que dos me impactaron fuertemente:
una era la de un despojo humano que
varios hombres que me parecían muy elegantes llevaban arrastrando por la
carrera séptima y la otra, la de las
hachuelas con las que mataron al general Uribe Uribe, exhibidas como si fueran
trofeos.
Sin embargo, el encuentro que empezó a bosquejar en mi
cabeza toda esta historia ocurrió en 2004 mientras trabajaba como dependiente
de un café internet donde leí una publicación virtual de la revista Credencial Historia
que se dedicaba exclusivamente a la muerte del general Uribe. El texto hacía
referencia al libro ¿Quiénes son? De
Marco Tulio Anzola Samper. Recuerdo que quedé admirado de que en una ciudad tan
tranquila se pudiera cometer un crimen tan atroz en pleno mediodía.
Esa historia llegó a mi cabeza para quedarse. Supe
de inmediato que tenía que hacer ‘algo’ con ella, aunque no tenía claro un
enfoque determinado y decidí que mientras llegaba la forma final me dedicaría a
hacer consultas y visitas para conocer al protagonista de mi historia. Una
coincidencia bastante extraña me llevó a tomar, de una humilde biblioteca
ubicada en una lejana vereda ‘El pensamiento político de Rafael Uribe Uribe’,
en Junio de 2005 en la academia de historia leí ¿Quiénes son? y visité la casa museo Rafael Uribe Uribe; en la hemeroteca
de la biblioteca Luis Ángel Arango encontré además una colección de su
correspondencia familiar, y en ese portento salvador que es la biblioteca
Germán Arciniegas había más de sus escritos políticos publicados por la
editorial ‘Áncora’ en 1984 para conmemorar 70 años de la caída del paladín. Posteriormente
encontraría también allí las ‘memorias
de Julián Uribe Uribe’
Decidí, al fin, recrear ese quince de octubre de
1914, pero recuerdo que tuve muchos problemas: la hoja en blanco, el gran
enemigo, pero no era sólo eso: pensé que me enfrentaba a una empresa muy
complicada para la que no me sentía preparado, no había leído muchas novelas
que intentaran lo que yo quería hacer, en un momento intenté basarme en El general en su laberinto, pero el
realismo mágico garciamarquiano me sobrepasó y quedé como al principio. Tenía
otros temores: el de ser inexacto, el de ser irrespetuoso o ultrarrespetuoso,
el miedo a ser monotemático, el miedo a
contradecirme o contradecirlo a él, y, claro está, el miedo, supongo de todo
escritor novato, a que no escribiera el número de páginas suficientes, y para
vencer estos miedos lo único que se me ocurrió fue hacer la planeación de
capítulo por capítulo. De esa manera pude navegar por la novela sin tantas
dificultades.
No recuerdo exactamente cuando empecé a escribir,
pero sí tenía una fecha final: 2009, ciento cincuenta aniversario del nacimiento
del héroe, ¿por qué no lo terminé para esa época? Porque surgieron muchos
felices compromisos que estuvieron retrasando la llegada de este hijo
literario: mi grado como licenciado en 2009, mi matrimonio, la llegada de mis
dos hijos en 2009 y 2011 y la doble jornada laboral como docente de lengua
castellana que empezaba a las 6.00 de la mañana y concluía a las 6.30 de la
tarde, aparte de alguno que otro trabajo por horas los días sábados, ¿qué
hacemos? A eso juega el sistema. Sin embargo el archivo ‘Proyecto R.U.U’
siempre estaba ahí llamándome y de vez en cuando lo repasaba pensando siempre
en nuevas ideas. Un día dejé de corregir los errores porque caí en cuenta de
que si lo seguía haciendo nunca iba a terminar el libro, ya me encargaría de
eso al final. La fecha de publicación quedó pospuesta entonces para 2014, cien
años después del asesinato.
En 2011, cuando ya llevaba dos capítulos
‘gorditos’ del libro, se me dañó el archivo del ‘Proyecto R.U.U’ y tuve que
volver a empezar; en realidad no lo tomé como una catástrofe sino como una
nueva oportunidad para replantear la historia, porque había algo en ella que no
me terminaba de cuadrar, de manera que volver a empezar fue una buena excusa
para agregar ciertas conversaciones, hacer descripciones y eso llevaba más
trabajo, un dato me llevaba a otro, y a otro, casi hasta exasperarme, de manera
que fue sólo el amor a este proyecto el que me permitió perseverar, también fue
en esa época cuando encontré el libro de Julián Uribe y en vacaciones le hice
lectura de aquellas partes que me interesaban para mi historia, consulté otros
libros, leí varios artículos que confirmaron mis sospechas de que Aureliano
Buendía y Rafael Uribe Uribe eran la misma persona, intenté infructuosamente
traducir del inglés un libro que hablaba sobre él, en fin, seguí alimentando el
proyecto seguro de que la oportunidad se daría en algún momento.
En septiembre de 2012 sufrí una fractura de muñeca
que me retuvo un mes en casa y aproveché esos días para adelantar bastantes
capítulos y mejorar las expectativas que tenía en cuanto a la terminación del
trabajo, aunque fue en 2013 cuando el asunto se puso interesante: me quedé con
medio trabajo. La preocupación económica fue constante, pero hice de la amenaza
una oportunidad y decidí a terminar de una vez por todas esa obra, despertarse
a las 4.00 a.m, sintonizar la HJCK y leer
y corregir y teclear, a veces hasta la salida del sol, se hizo costumbre, y a
medida que iban pasando los días, las semanas y los meses, me alegraba con que
se acercara la hora de la muerte del protagonista.
También fue en esos últimos días cuando aclaré el
título. Al principio pensaba titularlo ‘El perdedor’ en referencia a todas las
luchas que emprendió y en las que fue derrotado, pero también pensando en
oposición a que fuimos los colombianos los que perdimos con las reformas que
proponía Uribe y no se hicieron. Ese título, sin embargo, no me entusiasmaba
mucho, entonces en una de las conversaciones de la historia surgió la frase y
me pareció que era mucho más pertinente, de manera que quedó así. El doce de
octubre de 2013 terminé el libro y empezó un proceso de revisión exhaustiva que
incluyó seis repasos a la historia, uno de ellas a manos de mi hermana, la
periodista Luz Helena Mora. El resto ya lo conocen ustedes…