Hace solo unas horas Fecode y el
gobierno se han puesto de acuerdo, después de más de un mes de anormalidad
académica, para levantar el paro que afectaba al sector educativo. Seguramente
vendrán muchos análisis más detallados de lo que sea acordó, pero a pesar de
que en el imaginario de muchas personas estaba en que el paro tenía solo una
motivación económica quisiera resaltar simplemente dos de las victorias de los
profesores: la reforma al sistema general de participaciones que permitirá el mejoramiento
de la infraestructura, una jornada única pertinente y la relación
docente-estudiante entre otras; lo otro es que el gobierno se compromete a la
gratuidad de los tres grados del preescolar: jardín, prejardín y mejorar la
cobertura para el grado transición.
Pero más que hablar de lo que se
ganó, quisiera comentarles las reacciones que vi en las redes sociales y la
cantidad de falacias, malos entendidos y comentarios injuriantes y falsos que
se escribieron sobre los docentes y en los que reinaba una ignorancia supina,
en realidad:
Para empezar, es increíble el
nivel de desconocimiento de lo que es un sindicato, en las redes sociales vi
gente preguntando qué hacía FECODE con toda esa plata que le pedía al gobierno,
otros que por qué el sindicato no le brindaba a los docentes las maestrías y
los doctorados que estaba pidiendo, pero mis preferidos eran los que decían que
los maestros ‘adoctrinábamos’ a los jóvenes en el comunismo y no sé qué otras
sandeces, como si los profesores fuéramos una secta. Quienes dicen eso
desconocen que entre los afiliados a FECODE hay gente de todas las posiciones
políticas e ideológicas, gente de derecha, de izquierda, sacerdotes católicos, pastores,
agnósticos y un largo etcétera, de manera que confundir a los maestros con el
centro democrático es una caricatura muy pobre.
Otro imaginario lamentable que ha
calado a partir de los medios de comunicación que muchas veces retransmite lo
que las élites quieren, es el de la ‘protesta creativa’ que los maestros no
tenían por qué bloquear vías ni hacer plantones, ni afectar la movilidad (como
si la movilidad, por lo menos en Bogotá, necesitara de protestas para colapsar)
algunos se quejaban de la falta de ‘creatividad’ en las protestas “para que no
afecten al ciudadano común” Es un reflejo de lo que decía Jaime Garzón cuando
hablaba del colombiano y su “posición cómoda e individual frente a la vida.
Primero yo, después yo y los demás que se jodan” entender que esas formas de
presión se hacen aquí y en todas partes y que solidarizarse con una causa tan
necesaria en este país como la educación es una buena acción cívica.
Pese a los intentos de ciertos
analistas (Jorge Restrepo, Cristina Carrizosa, Daniel Raisebeck, entre otros) por deslegitimar las protestas e intentar
culpar exclusivamente a Fecode, es decir los docentes, de la falta de clases y
de la baja calidad de las pruebas externas es muy interesante el apoyo de un
gran sector de la opinión pública a la movilización y el paro. De otro modo
habría sido muy difícil sostener durante tanto tiempo el cese de actividades.
Con bastante mala intención leí a
varios diciéndole a los maestros que no se quejaran de Santos porque lo habían
acompañado en la campaña de 2014 y además habían decidido apoyar el SÍ en el
plebiscito del pasado 2 de Octubre, hay que ser muy obtuso para creer que al
apoyar un candidato los electores tienen que quedarse callados ante aquello que
está haciendo mal, nuevamente creen que
el país es una finca y que al ‘capataz’ se le respeta. La otra mitad de esa
falacia es que la plata se la gastó el estado con el posconflicto cuando
sabemos que esta etapa tiene su propia financiación. Sé que muchos docentes
apoyamos el proceso de paz y que muchos lo vamos a seguir apoyando porque
tenemos la conciencia de que es lo mejor para el pueblo colombiano.
Espero que los efectos de este
movimiento redunden de verdad en una mejor calidad de la educación, en la
dignificación de la carrera docente y unas condiciones dignas para empezar a
pensar, ahora sí en serio, en Colombia la más educada para el 2025.